
La biblioteca de la Sede está llena de tomos de toda clase, pero hay uno de ellos en especial que llama la atención por la cantidad de símbolos trol que hay en su cubierta. Al abrirlo se pueden ver grabados de dragones y un pergamino archivado.
Sangre, Sudor y Trols
"Petición de ayuda del Consejo de los Cinco"
Según me ha informado Alarik, hace unos días el Consejero de los Renegados, Varath Velugas del Consejo de los Cinco, se ha puesto en contacto con el Cónclave de Piedra para pedirnos ayuda.
Según parece en los meses en los que no hemos tenido noticias suyas han sufrido diversos incidentes que les han perjudicado seriamente.
Les llegó información de que en el Pantano de las Penas, y más concretamente en el templo que allí se encuentra, hay un grupo de trols Atal'ai que pretenden traer de vuelta a un antiguo dios de la sangre, llamado Hakkar el Cazador de Almas. Tras recibir esta información decidieron enviar allí todas sus fuerzas, más de una centena de miembros se adentraron en aquel templo oscuro y húmedo, lleno de estrechos y confusos laberintos en los que los trols prepararon una estrategia para defender su templo.
El resultado podéis imaginároslo, los trols masacraron a los miembros del Consejo de los Cinco debilitándolos tanto que nos piden ayuda para que actuemos y entremos nosotros en ese templo antes de que se reorganicen y reanuden sus planes de invocar a Hakkar.
Apenas tienen hombres, han perdido a tres de sus consejeros e incluso su alianza con los Ravenholdt ha quedado muy tocada. "Un grupo pequeño, de unas cinco personas, sigilosamente y sin armar alboroto no tendrán problemas para acabar con esos trols", palabras de Varath Velugas.

¿Debemos ayudarles?
Personalmente, creo que sí debemos, no solo porque unos aliados que están pasando un muy mal momento nos soliciten ayuda, también porque si no actuamos y los trols Atal'ai cumplen su objetivo, tarde o temprano serán una amenaza bastante importante.
Madarame Tuercaseca
"Sangre, sudor y trols"
Salud, Hermanos. Os comunico a todos los que no lo sepáis aún que hemos realizado con éxito nuestra primera misión conjunta con Emisarios de Valinor y el Consejo de los Cinco. Esta misión consistía en detener el ritual de invocación del maligno dios de los trols, Hakkar, en el Templo Sumergido.

Fue hace unas semanas que el Consejo de los Cinco, a través de Varath, nos hizo saber que un nutrido grupo de brujos, sacerdotes vudú y chamanes trols pretendían devolver a la vida a ese dios, lo que causaría una catástrofe. Por suerte, aún tardarían mucho en preparar todo lo necesario, así que teníamos tiempo de sobra para organizarnos debidamente.
El plan que trazamos entonces consistía en que un reducido grupo de Hermanos del Cónclave de Piedra se internara en el Templo para frenar el avance de esa invocación sin llamar demasiado la atención, mientras que los Emisarios de Valinor se quedaran vigilando el exterior, por si acaso, a modo de refuerzo, y el Consejo de los Cinco, por su parte, se quedara en el campamento Horda de Rocal, para distraer al destacamento Horda que allí habita de la presencia del Cónclave de Piedra y Emisarios en la zona y así evitar más problemas.
Sin embargo, ayer por la tarde llegó una carta de Varath. En ella decía que, por lo que habían podido averiguar, el ritual de invocación estaba muy próximo de comenzar, por lo que había que partir hacia allí inmediatamente. Nos citaba en la frontera entre el Paso de la Muerte y el Pantano de las Penas. No había tiempo que perder.
Intenté como pude convocar a todos los Hermanos posibles a la Sede para poner en práctica el plan que se había trazado con anterioridad, pero fue en vano, justo en ese momento prácticamente todos tenían sus piedras de comunicación desactivadas. Solo Madarame y Michu acudieron a la llamada.
Mientras les explicaba la situación, Arya, de los Emisarios de Valinor, hizo también acto de presencia en la Sede. Creía que su visita era debido a que el Consejo de los Cinco también les había alertado a ellos de la inesperada misión que debíamos cumplir a toda prisa, pero no. Nos contó que la gran mayoría de los Emisarios se encontraban recluidos en un cuartel en Páramos de Poniente, peleando contra insurgentes Defias. Eso significaba que no podríamos contar con la ayuda de los Emisarios de Valinor. Solo ella estaba disponible para cumplir nuestro objetivo.

Así que, a pesar de todos los inconvenientes, decidimos ir solo nosotros cuatro, pues sería mejor eso que nada. Quizá podríamos ganar algo de tiempo por lo menos.

Varath nos recordó que, cuando el Consejo de los Cinco se adentró en el Templo, fueron prácticamente diezmados a causa de mortales trampas y de emboscadas de manadas de trols. Ese templo estaba repleto de estrechos y laberínticos pasillos, por lo que su consejo era que permaneciésemos juntos y sin armar demasiado alboroto, que actuásemos con mucha cautela. Tras una pequeña charla y tras determinar los detalles de la operación, nos pusimos en marcha.
Justo antes de entrar, probé a volver a llamar a más Hermanos mediante la piedra de comunicación, y entonces sí obtuve respuesta. Concretamente la de Ryanne, que estaba ayudando a los Emisarios de Valinor en Páramos de Poniente, pero como ya tenían la situación bajo control, podía ayudarnos. Así, gracias a la magia de Madarame, la invocamos a nuestra posición y nos internamos en el Templo Sumergido.

Aquel misterioso lugar era, tal y como Varath nos advirtió, una trampa en sí misma. Decenas de corredores estrechos provocaron que nos perdiéramos más de una vez y que en ciertos momentos fuéramos presas del pánico, pues además en cada sala, en cada esquina y en cada pasillo había infinidad de peligros y de fieros enemigos, tales como trols, serpientes, babosas...

También nos topamos con multitud de cadáveres y de restos de cuerpos de personas que tuvieron una peor suerte que nosotros. Seguramente en su mayoría se trataba de cadáveres de miembros fallecidos del Consejo de los Cinco, tras su última y fracasada visita a ese lugar.

Pudimos comprobar que los trols eran muy cuidadosos en sus construcciones. Aparte de tener unos relieves y murales de gran valor artístico, tenían trampas y mecanismos dispersos por doquier. Vimos que había un sistema para vaciar o llenar de agua una enorme habitación, usando unas curiosas estatuas de piedra con forma de serpientes que había que pulsar en un orden determinado. Así que nos dedicamos a probar distintas combinaciones para así inundar la estancia y acabar con un gran número de trols ahogándolos en su propia trampa, pero fue inútil: no conseguimos activar el mecanismo, seguramente porque estaba estropeado.

Para colmo, esto nos hizo perder mucho tiempo, así que debíamos apresurarnos aún más. Ya solo faltaban unas horas para que el ritual finalizara. Así que nos dirigimos raudos a una gigantesca estancia donde creíamos que estaría nuestro objetivo, pero en lugar de eso nos topamos con una gran multitud de crías de dragones del vuelo verde y algunos dracos. Se lanzaron a por nosotros en tromba y nos defendimos como pudimos. Extrañados por ese comportamiento del vuelo verde, seguimos avanzando y dimos con un enorme dragón verde... Era nada más y nada menos que la sombra corrupta de Eranikus, el consorte de Ysera. ¿Qué demonios hacía ahí?
Para responder esa pregunta apareció una imagen del mismísimo Malfurion Tempestira, que nos instó a acabar con esa maligna sombra para darle descanso y así volver a la normalidad al vuelo verde. Para nosotros fue todo un honor luchar a las órdenes del mismísimo Malfurion, así que nos esforzamos en eliminar a esa enorme sombra y destruir su esencia en una pira cercana. Una vez que el trabajo fue hecho, Malfurion nos los agradeció indicándonos el camino a seguir para detener a tiempo la invocación.

Ahora sí, teniendo claro hacia dónde dirigirnos, nos desplazamos rápidamente hacia la sala donde se celebraba el ritual e irrumpimos en ella con una orgía de muerte y destrucción, aprovechando el factor sorpresa. Afortunadamente, los hechiceros trols encargados de la invocación de Hakkar no fueron un problema para nosotros y logramos darles muerte antes de que el proceso fuese completado.

De esta manera, con la satisfacción del deber cumplido y con el sabor de la victoria en el paladar, volvimos triunfantes a Ventormenta para descansar. Ayer conseguimos salvar a Azeroth... Una vez más.
Alarik Vientolunar
Por: Madarame Tuercaseca y Alarik Vientolunar
Conforme se pasan las hojas se puede volver a ver otro pergamino, este algo más deteriorado.